PAULO FREIRE: Introducción a «La Pedagogía del oprimido»

PAULO FREIRE: BREVE BIOGRAFÍA

Pedagogo y filósofo brasileño. Freire fue uno de los más grandes defensores de la pedagogía crítica, el modelo dialógico y de la educación como una herramienta para el cambio social y catalizador del movimiento revolucionario.

Nacido en 1921, hijo de una familia humilde, Freire se instruyó como abogado: profesión que apenas llegó a ejercer.

Al cabo de un tiempo, ingresó en la División de Educación y Cultura de la administración brasileña, donde desempeñó como educador de adultos y detectó la necesidad urgente de la alfabetización de la población del país.

Con el tiempo obtiene el título de doctor en Filosofía de la Educación y da clases en la universidad. Además, participa en la fundación del Movimiento de Cultura Popular y crea los Círculos de Cultura que se extienden rápidamente por toda la región.

Con el golpe militar de 1964, el autor fue destituido de sus cargos, encarcelado y posteriormente exiliado. Fue en su exilio en Chile donde escribió este libro y colaboró con gobiernos locales y dió clases en la Universidad de Santiago y en Harvard.

A lo largo de los años 70 colabora como asesor en programas de alfabetización que se llevan a cabo en diversos países africanos.

Después de 15 años de exilio vuelve a Brasil y se instala en San Paulo donde pierde a su esposa y vuelve a casarse. En 1989 llega a Secretario de Educación de Sao Paulo, cargo que deja dos años más tarde para volver a la docencia aen la Universidad Católica de Sao Paulo y a escribir.

Murió en Sao Paolo el 1997 con 76 años de edad.

CONTEXTO: EL BRASIL DEL S. XX

Brasil fue una colonia bajo poder portugués hasta finales del siglo XIX. Hasta entonces, la población brasileña vivió en un estado de opresión, conquista, represión monárquica e imperial que duró aproximadamente 400 años.

En su obra, Freire resalta la importancia de esta situación y la cita como un aspecto clave a tener en cuenta a la hora de analizar y comprender la mentalidad general que caracterizaba a la mayoría de la población brasileña durante el siglo XX (sobretodo la de los entornos más rurales).

Freire describe el pueblo brasileño como un pueblo desarraigado, sin esperanza ni fuerza. Una población sometida, como es normal. Sin la capacidad para la reflexión crítica y el análisis estructural de la situación increíblemente compleja en la que les había tocado vivir.

Los brasileños y brasileñas se encontraban con muy poca voluntad y capacidad para la política y la asociación popular, una situación generada por una baja autoestima a la que se había llegado por culpa de la falta de educación y la deshumanización sufrida durante la época colonial e imperial y que se había perpetuado en las épocas de mayor autoritarismo en pleno siglo XX.

En 1889 se decreta el fin del período imperial con un golpe de estado militar que acabo con el Imperio de Brasil y convirtió el país en un república, los Estados Unidos del Brasil. Desde ese momento, el país alternó entre épocas democráticas (1900-1930) y (1945-1964) y otras de carácter más autoritario (1930-1945) y dictadura militar (1964-1985).

Es el 1985 cuando se instituye la «Nueva República». Situación política que perdura hasta la actualidad.

Es de entender, dada la inestabilidad y convulsión sufridas durante todo el siglo, que la población brasileña fuera la primera afectada y perjudicada en el proceso.

LA PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO

Es imposible resumir en unas 1000 palabras todo aquello que este libro puede aportar al lector, que es mucho. Por lo que trataré de dar 4 trazos rápidos sobre aquellos temas que me han llamado más la atención, que he encontrado más instructivos y sobre los que me gustaría indagar y desarrollar más adelante de forma más detallada.

En su obra. Freire trata de analizar las razones y las consecuencias que ha generado la construcción social y política del país sobre la personalidad del pueblo brasileño. No solo analiza la situación desde un contexto de actualidad (mediados del siglo XX), sino que también tiene presente la influencia histórica de los siglos anteriores en forma de alternancias en las tipologías políticas y la época que colonial precedente.

Freire no trata de ofrecer sus ideas como dogmatismos, sino que busca compartir las conclusiones extraídas a partir de las observaciones y reflexiones realizadas en primera línea de trabajo. El autor también expone modelos y enfoques sobre los que él mismo diseño su práctica educativa y los que tan buenos resultados le dieron a la hora de alfabetizar parte del pueblo brasileño. Además, considera estos modelos y enfoques los pilares sobre los que se puede construir el cambio. Siendo estas prácticas una formulación del ideal revolucionario.

El manuscrito obviamente va más allá de ser una simple obra de recopilación e investigación, y se establece también como un tratado filosófico que muestra una nueva cara de la educación.

En él se aborda la naturaleza del ser humano y su vocación por SER MÁS. Razón por la que lucha por su liberación y humanización que le han sido negadas al vivir en el lado «perdedor» de la opresión y la desigualdad social. Esta situación se ve identificada en la dualidad relacional existente entre el individuo o el poder opresor (patrón, señor, estado, profesor, etc.) y el oprimido.

Freire considera que el hombre oprimido, desde la condición que le da su posición, debe encontrar en la educación las herramientas para despertar de su letargo, concienciarse de su situación y la de la sociedad en su conjunto y, a partir de ahí, dar los pasos necesarios para fortalecer su voz y su acción individual y colectiva. Permitiéndole así luchar por alcanzar el cambio social revolucionario y humanista que sea capaz de liberar a todos los hombres de su deshumanización (incluidos los opresores).

Los retos que surgen en el proceso son muchos, y Freire los va nombrando de forma magistral mientras uno se abre paso entre los capítulos. Desde considerar que todo oprimido tiene a un opresor dentro de sí mismo, pasando por la posible «ad-miración» que tiene el oprimido hacia el opresor o el miedo a la libertad que se ha ido implantado progresivamente en el oprimido, hasta la ambición del oprimido en convertirse en un nuevo opresor con la creencia de que así conseguirá finalmente su liberación. Merece la pena leer al autor sobre estas reflexiones. Cada línea es una mina de conocimiento excelente respecto al tema.

A continuación desarrollaré un par de temas que creo que son importantes cuando se entra en contacto por primera vez con Freire.

El – modelo dialógico – vs el – modelo bancario –

Modelo dialógico

El pedagogo brasileño defiende este proceso educativo como uno que surge de una relación más horizontal. El profesorado, con la responsabilidad de mantener su posición de referente legítimo para liderar y gestionar los procesos educativos, se posiciona en una relación más de tú a tú con el alumnado y cede el protagonismo para aprender mientras enseña y viceversa.

Freire defiende que en los procesos educativos los alumnos aprenden entre ellos y del profesor, pero también de sus entornos y comunidades. De la misma forma, el profesor aprende de sus compañeros y de los alumnos, pero también de todas aquellas comunidades con las que convive y las relaciones en las que toma parte.

Los procesos educativos tienen que ver y deben estar relacionados con el contexto en el se desenvuelven y desarrollan los alumnos, las alumnas y sus comunidades. La enseñanza debe ser hecha por los educandos y no para ellos. El modelo dialógico tiene fe en las capacidades del aprendiz y el pueblo para desarrollarse, al que debe considerar como un ente activo con sus propios conocimiento y capacidades y que, preferiblemente, debería ser capaz de ser el protagonista del proceso y el edificador principal de su acción mientras pone en práctica lo aprendido.

Modelo bancario

Por otro lado, el método que se posiciona en el otro extremo, el bancario: se fundamenta en la instauración de un conocimiento por parte de un profesor que es el que sabe y un alumno que no sabe nada o que el conocimiento que tiene no se ajusta a las exigencias del educador, del sistema educativo o laboral.

Para salir airoso del este proceso formativo, el alumno o alumna debe acumular el conocimiento que le brinda el educador para poder así sentirse «competente» dentro del contexto que formula y construye el opresor. Vaya, casualidad.

Freire opina que el sistema bancario crea seres pasivos con muchas inseguridades, poca conciencia individual y social y dificultades para desarrollar un pensamiento reflexivo y crítico, cosa que hace que sean poco capaces de construir una personalidad, un discurso y una acción propios.

Esta circunstancia se trasladará más adelante, en la vida del alumnado, apareciendo como la incapacidad del hombre/mujer a la hora de comprender de forma profunda los acontecimientos en los que se verán involucrados/as y, de la misma manera, a la hora de poner en práctica las herramientas necesarias para participar de forma activa como los sujetos que son y no como un objetos pasivos que desea el sistema hegemónico.

La pedagogía crítica y el poder de la praxis

Freire estipula que la enseñanza debe surgir del análisis, la reflexión y la crítica activa del individuo hacia sí mismo y su entorno. De esta manera, después de ser analizados en profundidad y en una continua reflexión, es capaz de detectar las condiciones, las causas o causantes y las consecuencias de los hechos internos y externos en los que se ven involucrados.

Como hemos visto anteriormente, Freire utiliza el modelo dilógico para incitar que este conocimiento surja de la puesta en común y la discusión de aquellos temas que se desarrollan en el día a día de los diferentes individuos y a partir de los cuales, desde una motivación legítima, pueden desarrollar sus habilidades correspondientes.

Por último, defiende también que el auténtico cambio vendrá precedido por una actitud reflexiva teórica que desemboque en una acción o praxis por parte del individuo y de la sociedad. Para Freire, tanto el pensador o teórico (aquel que reflexiona pero no actúa) como el activista (aquel que actúa pero no reflexiona), son dos piezas que no facilitan el camino al progreso y al cambio y que deben acercar posiciones para fomentar una actividad surgida de la reflexión y que sea convierta en actos más tangibles.

Animo fervientemente a todas aquellas personas o profesionales que estén relacionados con el mundo de la educación, o que simplemente trabajen con o para las personas, a leer esta obra de arte que aporta nuevas ideas y puntos de vista revolucionarios. Las palabras del autor brasileño ayudan a entender la sociedad y las relaciones desde un nuevo punto de vista y a mí me encendieron el corazón con la esperanza de que estas ideas sirvan como catalizador para el cambio hacia una sociedad más justa y equitativa.

Si la toma de conciencia abre camino a la expresión de las insatisfacciones sociales. Se debe a que etas son componentes reales de una situación de opresión.

Paulo Freire

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